Las niñas y los niños: el futuro de nuestra sociedad

Cada 30 de abril, nuestro México y nuestros corazones se llenan de color, juegos y sonrisas para celebrar a quienes representan la esperanza más pura y luminosa de nuestro país: las niñas y los niños. Esta fecha, más allá de los festejos, nos invita a reflexionar sobre el presente y futuro de una generación que está llamada a transformar el mundo. Con más de 38 millones de personas menores de 18 años, según el INEGI, un tercio de la población mexicana vive su infancia o adolescencia, y en sus ideas, sueños y risas se dibujan los caminos hacia una sociedad más justa, creativa y empática.

La niñez es, sin duda, uno de los mayores tesoros de cualquier sociedad. En ella florecen la imaginación, la curiosidad, la ternura, la capacidad de asombro y una valentía que nace de la inocencia. Cuando hablamos de desarrollo social, no podemos dejar fuera la importancia de garantizar entornos seguros, amorosos y estimulantes para que cada niña y niño pueda crecer con dignidad, respeto y alegría. Apostar por la infancia es construir el futuro con cimientos sólidos.

Sabemos que aún existen retos. De acuerdo con datos de UNICEF México, seis de cada diez niñas y niños en el país viven en situación de necesidad, limitación y otros derechos fundamentales. Sin embargo, también vemos señales de avance: comunidades enteras que se organizan para brindar apoyo escolar, maestros que innovan dentro del aula para que nadie se quede atrás, programas de atención temprana que detectan a tiempo las necesidades de desarrollo, y gobiernos que empiezan a escuchar más a las infancias.

Lo más inspirador es ver cómo, a pesar de las adversidades, la niñez sigue floreciendo. Niñas que lideran equipos de robótica, niños que crean cuentos y canciones sobre su entorno, pequeños defensores del medio ambiente que siembran árboles y limpian ríos, adolescentes que participan en foros ciudadanos y comparten soluciones creativas. Estos ejemplos nos demuestran que las niñas y los niños no son solo el futuro, son también el presente. Y merecen estar en el centro de las decisiones públicas.

Como líderes sociales, como madres y padres, como docentes, como ciudadanía, tenemos el deber de cuidar y potenciar ese universo infantil. Acompañar a la niñez no es solo una responsabilidad moral, es una oportunidad histórica de construir una sociedad más humana, equitativa y feliz. Porque cada derecho que garantizamos, cada sonrisa que protegemos y cada talento que impulsamos, es una semilla de esperanza para un mundo de grandes retos por venir.

Hoy celebramos su existencia, su autenticidad, su capacidad infinita de imaginar y amar. Y en medio de tantos desafíos, recordemos siempre que cuidar a la niñez no es un acto de caridad, es un acto de justicia. Escuchémoslos, aprendamos de ellos, compartamos sus juegos, y sobre todo, confiemos en su capacidad de enseñarnos a mirar el mundo con nuevos ojos.

Y tú, ¿qué recuerdos, ideas o aprendizajes te ha regalado la niñez? Te invito a compartir tu experiencia en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #DíaDeLaNiñayElNiño, #NiñezConFuturo y #CelebremosLaNiñez.

Como dijo Gabriel García Márquez: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.” Hoy, recordemos juntos que la infancia, cuando se vive con amor y plenitud, es la mejor historia que se puede contar.